Temperaturas del Vino
Este mes os doy unas recomendaciones para poder disfrutar de los vinos al máximo en su totalidad. Una parte muy importante para el disfrute del vino es su temperatura, lógicamente contra los gustos personales es difícil «luchar», pero hay veces que vale la pena sacrificar esas «preferencias» a cambio de el disfrute máximo del vino. La explicación es muy «sencilla». Un vino blanco excesivamente frío puede anestesiar las papilas gustativas, por lo que la lengua no aprecia lo que estaba bebiendo y por consiguiente nuestro cerebro tampoco.
Mucha gente entiende y opta por beber los blancos y los rosados muy muy fríos, pero en algunos casos se debe subir unos ºC para apreciar matices que a otra temperatura es imposible percibir. De éste modo:
- Los blancos secos jóvenes y rosados el intervalo para tomarlo es de 8 a 10 ºC. Los rosados con un poco más de extracto incluso ente 11 y 12 ºC
- Los vinos blancos con crianza o Fermentados en Barrica (F.B) entre 10 y 13 ºC
En cuanto a los tintos, la temperatura pasa a ser más indispensable si cabe:
- Tintos jóvenes, del año: de 12 a 14 ºC
- Tintos con crianza ligera: de 15 a 17 ºC
- Tintos de larga guarda: de 16 a 18 ºC
Un exceso de frío en vinos tintos va a provocar que se vuelva más astringente (amargo) de lo que puede llegar a ser por si solo incluso la precipitación de partículas sólidas (posos) y un exceso de temperatura va a provocar que el alcohol se haga más presente y provoque una sensación ardiente cuándo lo bebamos.
Para poder controlar éstas situaciones se hace indispensable una cubitera, un poco de hielo y sobretodo un termómetro vínico que se puede encontrar en cualquier tienda especializada. La manera de refrescar un vino es muy sencilla, una docena de hielos y 3/4 
partes de agua en cubitera harán el resto. Cuando el vino alcance su temperatura lo mejor es sacarlo e ir bebiéndolo, si llegado el momento coge demasiada temperatura bastará con meterlo en la cubitera unos minutos y listo.
Recordad!!! lo importante es disfrutarlo